Yo había entrado en ese bar tipo casona en las oscuras calles de mi barrio (que a pesar de que lo conozco desde que nací, nunca me había percatado de aquel lugar). El piso era de madera al igual que las paredes y las mesas. Todo era rústico: el bar en frente mío, los candelabros en el techo, las velas en las mesas, los cuadros colgando de la pared. Incluso habían un montón de papeles colgados en el techo a través de un hilo esparcidos por absolutamente todo el lugar. Estaban unidos entre sí y, al parecer, todas eran hojas arrancadas de libros. Algunas dobladas en formas de origami y algunas sólo colgadas así no más. "Para qué sirve esto?" le había preguntado al mozo. "Es un invento del dueño" me dijo "Supuestamente cada una de las hojas representa a las personas que vienen. Vos agarrás una y la lees y lo que lees te representa. Aunque, si te soy sincero, nadie agarra nada." me había dicho mientras me miraba detrás de sus lentes. Yo había asentido y me había ido a sentar a una mesa al fondo de todo. Me pedí un cortado, hice lo que tenía que hacer, y para cuando salí me acordé del los papeles colgados. Levanté la cabeza y seguían ahí. Recorrí la mirada por algunos de los que estaban justo encima mío en busca de uno que me llamara la atención más que otros. Vi uno con la figura de una grulla y le dí un tirón desprendiéndolo del hilo. Lo desdoblé y leí lo que estaba subrayado.
"El mismo hombre puede dejar, sin haberle leído, un libro instructivo que ya no estará más a su disposición, por no perder una partida de caza; detenerse en un hermoso discurso, por no llegar a una comida demasiado tarde; abandonar una conversación grave, que otras veces escucha atento, por sentarse en una mesa de juego; hasta rechazará a un pobre, al que ordinariamente socorre gustoso, por tener en aquel momento preciso el dinero que necesita para pagar su butaca en el teatro"
Bueno. Así que esto me identifica.
